Gracias a sus ventajas comparativas, se proyecta que para 2040 esta nueva industria podría facturar alrededor de US$ 2.000 millones.
Uruguay presenta su hoja de ruta de hidrógeno verde
Gracias a sus ventajas comparativas, se proyecta que para 2040 esta nueva industria podría facturar alrededor de US$ 2.000 millones.
Uruguay cuenta con una matriz eléctrica 97% renovable, lo que le entrega amplias ventajas comparativas para el desarrollo del hidrógeno verde. En línea con ello, en junio el país publicó su hoja de ruta de hidrógeno verde, donde presenta sus principales lineamientos en forma de política de estado para apoyar su transición energética.
En el documento, el ministro de Industria, Energía y Minería, Omar Paganini, indica que “Uruguay se enfrenta a una oportunidad única de ampliar la frontera de producción energética y exportadora del país (…) Buscamos pasar del sol y del viento al hidrógeno, lo que nos permitirá producir combustibles sintéticos exportables, así como otros derivados, y de ahí fertilizantes verdes que podrán impulsar una producción sostenible (…)”.
Según la hoja de ruta, se espera que para 2030 los costos de producción alcancen entre 1,2 y 1,4 USD/kg, con una capacidad total mayor a los 90 GW de potencia a partir de energía renovable en los lugares con mayor potencial renovable. Este dato les permitiría posicionarse de forma competitiva con relación al resto del mundo.
La segunda transición energética
Desde H2LAC conversamos con María José González, coordinadora del programa H2 Verde del Ministerio de Industria, Energía y Minería de Uruguay —uno de los más recientes socios de H2LAC— y quien estuvo a cargo de presentar la hoja de ruta en el lanzamiento oficial.
“Uruguay se ha sumado a los compromisos internacionales vinculados al cambio climático, desde aportar con una NDC al 2025 hasta la presentación de su Estrategia Climática a Largo Plazo”, indica María José. Ya están trabajando en la elaboración de las contribuciones determinadas a nivel nacional para 2030. El país ya considera superada su primera transición energética, que contemplaba la incorporación de energías renovables a la matriz eléctrica, pero ahora está trabajando arduamente en lo que llaman la segunda transición: “El sector transporte y el industrial son los sectores con mayor desafío de descarbonización. El país ya ha comenzado a impulsar la movilidad sostenible en general y en particular la movilidad eléctrica”, sostiene la coordinadora del programa H2 Verde.
Para ello, dice González, cuentan con el programa www.moves.gub.uy y otros instrumentos como el programa Subite, que crean diversos incentivos y regulaciones que apuntan a ir introduciendo mayor movilidad sostenible. “Pero para el transporte pesado y de larga distancia, sabemos que el desafío va por otra parte y donde el hidrógeno verde puede jugar un papel importante. De hecho, en la hoja de ruta, el mercado doméstico viene principalmente por el sector transporte; en particular en transporte pesado y de larga distancia, las unidades son mucho menos que los restantes sectores (vehículos particulares, motos, etc.) y sin embargo son responsables de gran parte de las emisiones del sector”, asegura.
Como se puede evidenciar en la hoja de ruta, el consumo interno del hidrógeno verde será de suma relevancia, “pero vendrá traccionado por el mercado de exportación, sobre todo en una fase inicial. El mercado nacional tendría dificultades para asumir los costos más elevados de productos de bajas emisiones en una primera etapa, hasta que los costos totales de propiedad se alineen con sus competidores fósiles (por ejemplo, el costo de un camión de celda de combustible). Por lo tanto, hoy apuntamos a la exportación vinculada a los combustibles sintéticos y al impulso de unos primeros proyectos piloto para consumo doméstico que requerirán de incentivos desde el Estado”, señala María José.
El país ya abrió una convocatoria para financiar los primeros proyectos piloto de hidrógeno verde a través del Fondo Sectorial de Hidrógeno Verde. Se trata de un subsidio público de hasta US$ 10 millones, a partir del cual esperan seleccionar uno o dos proyectos para fines de este año 2022, con inicio de operaciones para 2025.
El camino a seguir
La hoja de ruta viene acompañada de una serie de desafíos que desde el MIEM esperan abordar lo antes posible “estamos priorizando avanzar en acciones concretas como el ajuste de las regulaciones vinculadas al hidrógeno verde, así como la generación de capacidades y el apoyo a los proyectos de inversión que se encuentran ya hoy interesados en desarrollar proyectos de hidrógeno”, indica María José. Además, de forma paralela están profundizando en estudios vinculados a los aspectos logísticos y portuarios, así como respecto a la integración a la red eléctrica nacional (grid integration).
El documento actual está en período de consulta activa con distintos actores del estado, pero también está abierto un canal vía mail donde están recibiendo comentarios desde cualquier persona u organización interesada en el tema. Asimismo, el MIEM está impulsando una serie de talleres de intercambio y diálogo con la academia, la sociedad civil y el sector privado. Adicionalmente, se tendrán encuentros a nivel político para ir construyendo una política de Estado en el tema que les permita tener una visión común.
“Queremos ir avanzando en acciones concretas que nos permitan generar aprendizajes y prepararnos para desarrollar el potencial identificado en la hoja de ruta. Siempre atentos a los que sucede a nivel internacional y como se van desarrollando los distintos mercados para poder ajustar el rumbo en caso de ser necesario. Ya estamos avanzando en la generación de capacidades y en las regulaciones que le den certezas a todo el proceso”, concluye la coordinadora del programa H2 Verde del Ministerio de Industria, Energía y Minería de Uruguay, María José González.
Imagen: ©GIZ
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