América Latina y sus oportunidades en el panorama global de hidrógeno verde

Es conveniente que la región se ocupe en generar las condiciones para aprovechar las iniciativas internacionales en H2V.

Por Bernhard Zymla, Euroclima+

Hoy por hoy, contar con energías limpias y a bajo precio es considerado un privilegio; uno que no sólo beneficia al país en cuestión para descarbonizar su matriz energética, sino que además abre la posibilidad (para algunos países) de rentar a través de su exportación. América Latina y el Caribe es una de las regiones favorecidas con abundantes recursos naturales, los que le entregan un gran potencial para el desarrollo y diversificación económica de una industria sustentable. Una de esas oportunidades está en la producción de hidrógeno verde y sus derivados, los que presentan una oportunidad importante para inversiones y crecimiento nacional y regional, en particular por la multiplicidad de potenciales usos, el aumento de la demanda mundial por energías con cero emisiones y el desarrollo de energías renovables vinculadas a la producción.

Es conveniente que la región se ocupe en generar las condiciones para aprovechar las iniciativas internacionales en esta materia. Se hace necesario, entonces, revisar algunas de las propuestas mundiales que moldean este ecosistema.

El hidrógeno verde y los productos sintéticos que derivan de él son claves para lograr sistemas nacionales de carbono neutralidad, sobre todo en sectores difíciles de descarbonizar como la aviación, el transporte de carga, las industrias de cemento y acero, entre muchos otros. Todo esto, además, en el contexto del Acuerdo de París y el objetivo de no sobrepasar los 1,5°C.

Por ello, en los últimos años y desde todo el mundo se van desarrollando cada vez más estrategias nacionales de hidrógeno (u hojas de ruta): políticas de largo plazo que establecen las aspiraciones del país para crear una industria del hidrógeno. Gracias a la tenacidad de países como Japón, Corea, China, Marruecos, Sudáfrica y Estados Unidos, el hidrógeno ha ganado considerable fuerza y apoyo político. Hasta el momento hay más de 30 países que cumplieron con este hito o están desarrollándolo. Desde América Latina y el Caribe Argentina, Brasil y Chile ya han publicado sus estrategias nacionales de hidrógeno, Uruguay está en proceso, mientras que Costa Rica, Colombia y Paraguay publicaron su hoja de ruta.

La Unión Europea no se ha quedado atrás y en julio de 2020 presentó su propia estrategia de hidrógeno para una Europa climáticamente neutra. Ésta consta de tres fases. La primera busca producir un millón de toneladas de hidrógeno a través de la construcción de 6.000 MW (6GW) de capacidad de electrólisis. La segunda fase, agendada para 2030, apunta a alcanzar la producción de 40 GW, equivalente a 10 millones de toneladas de hidrógeno renovable. Para entonces, la importación de hidrógeno verde debe jugar un papel relevante. Finalmente, la tercera fase se orienta a 2050 y considera un despliegue de la tecnología hasta los sectores más difíciles de descarbonizar. Por aquel tiempo, la inversión acumulada de hidrógeno en Europa podría alcanzar los 470 billones de euros.

Uno de los países que juega un importante rol en la propuesta europea es Alemania. Sólo en 2020, el gobierno alemán lanzó un plan de estímulo económico que, por un lado, destina 7 billones de euros al impulso de tecnología de hidrógeno en Alemania y, por el otro lado, asigna 2 billones adicionales a la construcción de alianzas internacionales.

GIZ, la agencia alemana para el desarrollo, se encarga de canalizar muchos de estos impulsos a través de la conexión de distintos actores a nivel mundial, como también del asesoramiento técnico en el extranjero. La organización cuenta con un portafolio de más de 140 millones de euros en iniciativas de hidrógeno y conduce proyectos en varios países de América Latina y el Caribe.

Algunos de estos proyectos incluyen, por ejemplo, el acompañamiento de temáticas que pasan por el desarrollo de combustibles climáticamente neutrales para la aviación (Brasil), o la generación de capacidades en instituciones públicas y modelación de escenarios para derivados de hidrógeno (Argentina). También en Chile, donde GIZ opera desde 2014 en la temática de energías renovables y eficiencia energética, se impulsan nuevas iniciativas. Desde 2022 el programa Euroclima+ de la Unión Europea busca apoyar a las regiones de Magallanes y Antofagasta en el diseño de medidas de hidrógeno verde y procesos de capacitación que consideran los efectos laborales y económicos del uso de la nueva tecnología, y garantizan un espacio participativo e inclusivo.

A la luz de lo anterior es que surge H2LAC, de la mano del programa Euroclima+, la GIZ, el Banco Mundial y la CEPAL, con el fin de promover la articulación público-privada, la colaboración regional y el diálogo estratégico entre la industria, organismos internacionales y gobiernos para el desarrollo del hidrógeno verde y sus derivados. Hacemos un llamado a que se unan a la conversación sobre esta nueva potencial industria para América Latina y el Caribe a través de H2LAC.

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